◄ ¿Cómo se representa la violencia? Un proyecto namibio-alemán se mueve entre la revisión y la distorsión. Un lavado de la historia – eso es la exposición >Ovizire.Somgu: ¿Desde dónde hablamos?< – les dicen a los realizadores algunos descendientes de las étnias Nama y Ovaherero en Namibia. La exposición fue mostrada por primera vez en Hamburgo en 2018 y acaba de ser inaugurada en la capital de Namibia, Windhoek, en la National Art Gallery. Por Jemina Beukes – Windhoek-. Versión castellana de ojal.de
► Wie stellt man Gewalt dar? Ein deutsch-namibisches Ausstellungsprojekt zwischen Aufarbeitung und Verzerrung. Ein Weißwaschen der Geschichte – das werfen einige Nama und Ovaherero in Namibia den Macher*innen der Kunstausstellung »Ovizire. Somgu: From Where Do We Speak?« vor. Die Ausstellung wurde 2018 in Hamburg eröffnet und ist nun in der National Art Gallery of Namibia in Windhoek zu sehen. Von Jemima Beukes – Windhoek-.Übersetzung aus dem Englischen von Ulrike Wagner

 

Das Plakat der Ausstellung

Ellxs no querían ser fotografiadxs y por ésto no se lxs puede ver ya en las fotos de lxs colonizadorxs |  Sie wurden nicht freiwillig fotografiert und sind deswegen nicht mehr auf den Fotos der Kolonialherren zu sehen

 

La exposición ha sido elaborada por un equipo de artistas de Namibia y de Alemania bajo la dirección del historiador hamburgués Jürgen Zimmerer. Recién en el 2015 supo él que el Museo de Etnología de Hamburgo tenía unas 3.500 fotografías de la África colonizada, 1.000 de ellas eran de Namibia. „Ningún otro país ha sido tan profundamente transformado por los alemanes como Namibia“ dice él y señala el intenso, traumático, pasado común que tienen los dos países.
Erarbeitet wurde die Ausstellung von namibischen und deutschen Künstler*innen und Historiker*innen im Rahmen eines Projekts unter Leitung des Hamburger Historikers Jürgen Zimmerer. Erst 2015, so sagte Zimmerer bei der Eröffnung, habe er erfahren, dass das Ethnologische Museum in Hamburg mehr als 3500 Fotografien aus dem kolonialen Afrika in seinem Besitz hat, davon 1000 allein aus Namibia. »Kein anderes afrikanisches Land wurde so tiefgreifend von Deutschland verändert wie Namibia«, sagte er und verwies auf die intensive und traumatische geteilte Vergangenheit von Namibia und Deutschland.
Las obras mostradas en la exposición de las artistas namibias Vitjitua Ndjiharine, Nicola Brandt, Nashilongweshipwe Mushaandja, Hildegard Titus e Isabel Katjaviv presentan en instalaciones multimediales, fotografías y collages su trabajo con el genocidio. Al pasear por la galería se tiene la sensación de que lxs artistas dan rodeos para evitar confrontarse con los hechos. Por ejemplo una foto del controvertido „Monumento a los jinetes“ – una estatua en honor de civiles y soldados alemanes que murieron en el operativo del genocidio – es mostrada con el título „Paisajes del Poder“. De esta manera no es posible entender qué significa esta fotografía. Y esta ambigüedad es omnipresente en la exposición. Muchas fotografías son descritas de manera vaga y arbitraria – por ejemplo „Herencia de los blancos“ – en lugar de informar concisamente al público sobre los acontecimientos representados.
Die gezeigten Arbeiten der namibischen Künstler*innen Vitjitua Ndjiharine, Nicola Brandt, Nashilongweshipwe Mushaandja, Hildegard Titus und Isabel Katjavivi setzen sich in Multimedia-Installationen, Fotografien und Collagen mit dem Genozid an den Nama und Ovaherero auseinander. Bei einem Gang durch die Galerie stellt sich jedoch das Gefühl ein, dass die Künstler*innen teils vorsichtig um die Fakten herumschleichen. So ist etwa das Bild des kontroversen »Reiterdenkmals«, eine Statue zu Ehren verstorbener deutscher Soldaten und Zivilisten, mit »Landschaften der Macht« überschrieben. Wenig greifbar wird so die tatsächliche Bedeutung des Bildes. Und diese Ambiguität ist allgegenwärtig. Viele Bilder sind mit eher vagen und willkürlichen Beschreibungen versehen, wie etwa »Legacies of Whiteness« (Vermächtnis des Weißseins), anstatt das Publikum mit prägnanten Informationen über die abgebildeten Ereignisse aufzuklären.
Sin embargo se ven también instalaciones como la de los cráneos hundidos en dunas de arena que hacen trastabillar los visitantes, detenerse y empezar a pensar en la gente que murió y fue enterrada en nada profundas tumbas en el desierto de Namib.
Ohne Frage sieht man aber auch Installationen, wie etwa die in Dünensand getauchten Schädel, über welche die Besucher*innen stolpern, über die man ins Stocken gerät – und ins Nachdenken über die Menschen, die gestorben sind und in flachen Gräbern in der Wüste Namib begraben wurden.
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La reseña de Ovizire.Somug in Hamburgo está aquí:
Die Rezension von Ovizire.Somgu in Hamburg ist hier:

 

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Un descendiente de los Nama, Gordon Joseph, opina que esta exposición -como otras financiadas por gobiernos extranjeros- lava la historia y banaliza la experiencia brutal que hicieron los Nama y los Ovaherero durante el genocidio. En particular la expresión „entangled history“ – [historia entreverada] usada en la introducción a la exposición – un concepto usado hoy por investigadores para dar cuenta de la imbricación de historias – lo enfada a él. „No solo el genocidio y la época fueron brutales, los Nama sufren todavía hoy bajo las consecuencias. Esto no se debería describir como historias entreveradas, es un pasado del que nosotros intentamos recuperarnos y salir adelante con claridad sobre lo que pasó“.

Gordon Joseph, ein Nachkomme der Nama, ist der Ansicht, dass diese Ausstellung, wie auch andere von ausländischen Regierungen finanzierten, die Geschichte weiß wasche und die brutale Erfahrung der Nama und Ovaherero während des Genozids verharmlose. Insbesondere der Ausdruck »entangled history« in der Einleitung zur der Ausstellung – ein in der Forschung oft verwendeter Begriff, um die Verschränkung von Geschichte(n) zu beschreiben – hat ihn verärgert. »Nicht nur der Genozid war brutal und diese Zeit war brutal. Die Nama erleben immer noch die Auswirkungen dieser Zeit. Sie sollte nicht als gemeinsame Vergangenheit beschrieben werden, eine Vergangenheit, von der wir uns versuchen zu erholen und mit der wir versuchen klarzukommen.«

En otras instancias la exposición es considerada como un abreojos y como una fascinante elaboración de las imágenes de archivo para hacer reflexionar lxs espectadorxs. „Algunas de las fotos fueron retocadas para provocar la reflexión“ dice un experto que no quiere ser identificado. Y esta modificación de las imágenes es precisamente lo que irrita y les parece „una distorsión completa“ a personas como Joseph y Esther Muinjangue, presidentes de la Fundación del Genocidio contra los Ovaherero.

Von anderer Seite wurde die Ausstellung durchaus als wichtiger Augenöffner und als faszinierende Verarbeitung alter Archivbilder beschrieben, welche die Menschen über die Vergangenheit nachdenken lassen. Doch: »Einige der Bilder wurden verändert, um Denkanstöße zu geben«, sagt ein Experte, der anonym bleiben will. Und genau diese Modifizierung der Bilder ist es, die Menschen wie Joseph und Esther Muinjangue, Vorsitzende der Ovaherero Genocide Foundation in Namibia, irritieren und die sie als »komplette Verzerrung« der Geschichte interpretieren.

>La gente aquí fue tratada como esclavos, no tenían ropa. Eso fue parte de esta historia brutal.
¿Por qué hacen desaparecer ésto de las fotos? ¿Cómo se le puede contar a la gente lo que pasó si han quitado lo feo de las fotos? se pregunta Joseph.

»Menschen wurden wie Sklaven behandelt, sie trugen keine Kleidung. Das war Teil der brutalen Geschichte. Warum sollte man das verfälschen? Wie soll man Menschen über die Geschichte aufklären, wenn man ihre Flecken reinwäscht?« fragt sich Joseph.

A la historiadora alemana Ulrike Peters, miembro del grupo de la exposición, la afecta mucho esta crítica. Ella considera que fue „una decisión moral“ no mostrar inmodificadas precisamente las fotos más brutales; se quería así no abrir de nuevo las heridas. „La historia de la colonia no es muy conocida en Alemania y se puede decir que los alemanes tienen una idea muy blanca y lavada de esta historia. Precisamente por esto queríamos hacer esta exposición y mostrarla en Alemania y en Namibia. Me sorprende que la gente aquí [en Windhoek] piense así. Nosotros hemos decidido no mostrar gente desnuda que fue fotografiada sin su permiso. Fue gente obligada a trabajos forzados y categorizada de manera brutal. No queríamos reproducir esta violencia“.

Die mitwirkende deutsche Historikerin Ulrike Peters ist betroffen angesichts dieser Kritik. Für sie war es eine »moralische Entscheidung« die brutalsten Bilder in ihrer unverarbeiteten Form gerade nicht zu zeigen, um keine alten Wunden wieder aufzureißen. »Die Kolonialgeschichte ist in Deutschland nicht sehr bekannt und ich würde sagen, dass man in Deutschland eine sehr weiß gewaschene Idee dieser Geschichte hat. Gerade deshalb wollten wir dieses Thema aufgreifen und es in Deutschland und Namibia publik machen. Ich bin überrascht, dass die Menschen hier so darüber denken«, so Peters. »Wir haben uns dagegen entschieden. Wir wollten niemanden entblößen. Diese Menschen wurden oft nackt fotografiert, ohne um Erlaubnis gefragt zu werden. Sie mussten Zwangsarbeit leisten und wurden brutal kategorisiert. Wir wollten diese Gewalt nicht reproduzieren.«

Aunque la exposición para muchos algo no dicho deja, ven otros en ella el comienzo de un diálogo sobre las consecuencias de largo alcance del colonialismo, el genocidio y la violencia – también para la economía del país.

Auch wenn die Ausstellung für die einen vieles ungesagt lässt, sehen andere Besucher*innen darin den Anfang eines Gesprächs über die langfristigen Folgen von Kolonialismus, Genozid und Gewalt – auch für die Wirtschaft des Landes.

Sobre las consecuencias económicas del colonialismo y el genocidio alemán contra los Nama y los Ovaherero trabaja la artista Hildegard Titus. Muchxs de lxs Nama y Ovaherero son hoy empleadxs domésticxs. En su instalación presenta H. Titus el uniforme de una empleada doméstica. Como parte de la instalación recorre ella misma vestida de empleada doméstica los espacios de la galería. Nadie se da cuenta. Con ésto ella quiere mostrar la desigualdad entre negros y blancos que hoy todavía predomina en la sociedad namibia. Mujeres negras siguen siendo por regla general empleadas domésticas.

Zu den ökonomischen Auswirkungen von Kolonialismus und Genozid auf die Nama und Ovaherero arbeitet auch die beteiligte Künstlerin Hildegard Titus. Viele der Nama und Ovaherero sind heutzutage als Vertragsarbeiter oder Hausangestellte tätig. In ihrer Installation greift Titus dieses Missverhältnis auf, indem sie die Uniform einer Hausangestellten zeigt. Als Teil ihrer Präsentation lief die Künstlerin selbst als Hausangestellte verkleidet durch das Gebäude: Niemandem fiel das auf. Sie will damit die Ungleichheit aufzeigen, die bis heute zwischen weißen und Schwarzen Menschen in der namibischen Gesellschaft herrscht, wo Schwarze Frauen als Hausangestellte die Norm sind.

 

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Traducción del inglés por Ulrike Wagner. La exposición se puede ver en Windhoek del 11 de julio al 24 de agosto en la National Art Gallery of Namibia (NAGN).
Die Ausstellung »Ovizire. Somgu: From Where Do We Speak«, gefördert von der Gerda-Henkel-Stiftung, ist vom 11.7. bis 24.8. in der National Art Gallery of Namibia (NAGN) in Windhoek zu sehen.

Jemina Beukes es periodísta política en Windhoek, Namibia. En su vida profesional ella ha trabajado mucho sobre el genocidio cometido contra los Nama y Ovaherero. Además escribe ella poesía.
Jemima Beukes ist Politikjournalistin in Windhoek, Namibia. In ihrer Arbeit hat sie sich ausgiebig mit dem Genozid an den Ovaherero und Nama beschäftigt. Außerdem schreibt sie Gedichte.

Agradecemos a la autora y a Neues Deutschland el permiso para traducir y publicar el artículo que apareció originalmente en: https://www.neues-deutschland.de/artikel/1123092.namibia-macht-ist-keine-landschaft.html
Wir danken Jemina Beukes und Neues Deutschland für das Übersetzungs- und Veröffentlichungsrecht. Der Beitrag erschien ursprünglich in: https://www.neues-deutschland.de/artikel/1123092.namibia-macht-ist-keine-landschaft.html

 

 

Jesmina Beukes, Rezensentin von Ovizire Somgu in Windhoek Jesmina B. – Foto: privat

 

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