Vida urbana | Städtisches Leben — 16 Dezember 2019

◄ Un abogado hamburgués escribe sobre dos exitosos casos recientes en los que pudo impedir deportaciones de escolares. Ojalá, cuarto trimestre de 2019, Hamburgo. Versión castellana de ojal.de

► Ein Hamburger Anwalt berichtet über zwei erfolgreiche Fälle. Er konnte die Abschiebung zweier junger SchülerInnen verhindern. [hoffentlich] viertes Vierteljahr 2019, Hamburg.

Von Stephan Gabriel

En Mann in Anzug arbeitet am Schreibtisch

El abogado trabajando – Stephan Gabriel bei der Arbeit – Foto: SG-privat

Ayudé a dos escolares de 18 años de dos familias originarias de un país africano. Ambas familias, padres y hermanos, habían vivido en Alemania ya durante muchos años. Ambos alumnos fueron despertados por los funcionarios en sus casas, se los obligó a salir. Iban a ser deportados. No se les podía acusar de nada, pero su protección como miembros de familia menores de edad  había terminado. La advertencia sobre lo que estaba pasando me llegó de un lugar del que nunca lo habría esperado, pero que me devolvió la confianza en esa institución. Cuando llegué el muchacho ya estaba sentado en un autobús, acompañado por policías y funcionarios de extranjería; se suponía que el bus iba para Berlín, desde donde un avión los deportaría a África. Este muchacho era un joven muy amigable, el mejor alumno de su escuela, con un certificado de casi solo mejores notas, a punto de terminar la secundaria, un joven que les dio a otros alumnos clases particulares gratuitas y se ofreció como voluntario en su parroquia. No quería tomar dinero del estado y en su tiempo libre salía a trabajar para un servicio de entrega de comida a domicilio. Él era muy prudente y bastante despreocupado, confiaba en Dios. Presenté una petición a la  comisión de casos especiales del Parlamento de Hamburgo … y la deportación fue suspendida en medio del proceso, porque hay un “acuerdo de suspensión” entre la Secretaría de Extranjería y el parlamento hamburgués; debido a este acuerdo la Secretaría de Extranjería espera hasta que la comisión de casos especiales del parlamento haya decidido. El jefe de la comisión llamó a un funcionario de los que estaban en el bus y se nos permitió bajar en el mismo instante. Salimos. Había cerca una estación de metro. Yo sabía: ésto solo es el comienzo, todavía no sabemos si al final tendremos éxito. Leí que en todo el país cada mes sólo ocho casos de este tipo tienen un resultado favorable. Uno puede imaginarlo como una “petición de clemencia”. La persona interesada no tiene en la fase de la petición ningún derecho  a permanecer en el país, sólo una esperanza. Hice que sus maestros, el director de la escuela, todos sus compañeros de clase y el párroco de la parroquia escribieran lo que significaría para ellos la deportación, la ausencia de este alumno y miembro de la parroquia – que es además hijo y hermano. Incluso hice testificar a su empleador por su trabajo. Entregué un archivo completo de estas cartas a la comisión de casos especiales. Y llegó el día de la decisión. Leí al comienzo de la carta “ha decidido…”. Estaba preparado para todo. La carta terminaba con “concedido”. Esto significa mucho para toda una familia y para toda una escuela y parroquia – donde él toca un instrumento en los servicios religiosos – En ese momento fui feliz. Entretanto él ha terminado la secundaria de la mejor manera y es estudiante de una carrera de la que se necesitan graduados urgentemente en Alemania.

Ich half zwei gerade 18 Jahre alt gewordenen SchülerInnen aus zwei Familien, ursprünglich aus einem afrikanischen Land. Beide leben seit vielen Jahren mit ihren Familien (Elternteilen und Geschwistern) in Deutschland.  Beide Schüler wurden früh morgens von Beamten der Polizei zu Hause bei ihren Familien aufgeweckt, sollten mitkommen und abgeschoben werden. Ihnen war nichts vorzuwerfen, aber ihr Schutz als minderjährige Familienangehörige endete. Der Hinweis kam von einer Stelle, von der ich es nie vermutet hatte, was mir aber meinen Glauben in diese Institution zurück gab. Ein Schüler saß, als ich vor Ort eintraf, bereits begleitet von Mitarbeitern der Ausländerbehörde und Polizisten, in einem Bus, der nach Berlin fahren sollte, wo ein Flugzeug erreicht werden sollte, das ihn nach Afrika abschieben sollte; ein junger, sehr freundlicher Mann, bester Schüler seiner Schule mit fast reinem Einser-Zeugnis, kurz vor dem Abitur stehend, der anderen Schülern kostenlos Nachhilfe gab und sich ehrenamtlich in seiner Kirchengemeinde engagierte. Er wollte kein Geld vom Staat nehmen und fuhr in seiner Freizeit Essen für einen Lieferdienst aus. Der Bus fuhr los. Er war sehr besonnen und eher unbesorgt, vertraute in Gott. Ich machte eine Eingabe zur Härtefallkommission unserer Hamburgischen Bürgerschaft, und  und die Abschiebung wurde mitten im Vorgang ausgesetzt, weil zwischen Ausländerbehörde und Bürgerschaft ein „Stillhalteabkommen“ besteht, also die Behörde wartet, bis die Kommission entschieden hat. Es kam ein Anruf eines Abteilungsleiters bei einem Beamten im Bus an und wir durften aussteigen, wo wir gerade waren. Es gab eine gute Verkehrsanbindung. Ich wusste: wir hatten nur einen Anfang, ungewiss, ob wir Erfolg haben. Ich las, dass bundesweit nur acht Eingaben dieser Art im Monat erfolgreich sind. Man kann es sich wie ein „Gnadengesuch“ vorstellen. Der Betroffene hat in dem Stadium der Eingabe keine Ansprüche, dauerhaft hierbleiben zu dürfen, nur eine Hoffnung. Ich ließ seine Lehrer, den Schulleiter, alle seine Klassenkameraden und den Pfarrer der Kirchengemeinde, jeder für sich, aufschreiben, was es für sie bedeutet, wenn dieser Schüler, Mitglied der Gemeinde, nicht mehr da ist. Zugleich ist er Sohn und Bruder innerhalb seiner in Deutschland lebenden Familie. Sogar seinen Arbeitgeber für seinen Freizeitjob ließ ich ein Zeugnis erteilen. Einen ganzen Ordner dieser Schreiben übergab ich der Härtefallkommission. Dann nahte der Tag der Entscheidung. Ich las im Brief „hat entschieden…“ Ich war auf alles gefasst. Er endete mit „stattgegeben“. Das bedeutetet viel für eine ganze Familie und eine ganze Schule und Kirchengemeinde, in der dieser Schüler sich engagierte und auch im Rahmen der Gottesdienste ein Instrument spielte. Dieser Schüler hat inzwischen sein Abitur sehr gut absolviert, und studiert ein Fach, dessen Absolventen in Deutschland dringend gebraucht werden. Ich war glücklich.

El segundo caso fue el de una escolar que también estaba ejemplarmente integrada. Pensé: Es difícil repetir este éxito. Procedí como en el primer caso. Después de semanas de espera recibí una llamada telefónica. La tensión en mi fue creciendo hasta el final de la llamada. La alegría fue inmensa cuando terminó con: “concedido”. Una vez más toda una familia, escolares y una parroquia fueron felices.

Beim zweiten Fall, einer ebenfalls vorbildlich integrierten Schülerin, dachte ich: Es ist schwer, diesen Erfolg zu wiederholen. Ich verfuhr wie beim ersten Fall. Nach Wochen des Wartens erhielt ich einen Anruf. Die Spannung, welche die Anruferin mit ihrer Nachricht bis zum Ende des Satzes bei mir aufbaute, war unglaublich. Unermesslich war meine Freude, als der Satz mit: „stattgegeben“ endete . Wieder waren eine ganze Familie, Schülerschaft und Kirchengemeinde glücklich.

Me impresionó esta profunda confianza en Dios y la felicidad ininterrumpida de ambos escolares, porque debe haber sido difícil experimentar ésto. Estos son momentos hermosos de la profesión que amo.

Mich beeindruckte auch dieses tiefe Gottvertrauen und die ungebrochene Fröhlichkeit beider Schüler, denn es muss hart gewesen sein, dies zu erleben. Das sind schöne Momente meiner Arbeit, die ich sehr liebe.

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(2) Comentario | Kommentar

  1. Gente alemana que apoya fugitivos y refugiados hay. Es su profesión y trabajan con fuerza, después en el tiempo libre son callados y distantes, pero en el trabajo logran cosas como la de estos dos alumnos de colegio.

  2. Der Kommentar von Edgar G. lautet: ” Es gibt deutsche Menschen, die Flüchtlingen helfen. Es ist ihr Beruf und sie arbeiten hart. Danach sind sie in ihrer Freizeit schweigsam und distanziert, aber bei der Arbeit erreichen sie Dinge wie diese mit den beiden Schulkindern”

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